IAR Noticias /¿Qué va a pasar cuando la crisis financiera, retroalimentada por la escalada del petróleo y de los alimentos, devenga en una crisis inflacionaria-recesiva con despidos laborales masivos y emergencia alimentaria a escala global? El modelo colapsa, pero nadie explica que hay al final del túnel. Y hay una razón que lo fundamenta: El sistema (capitalista) perdió el control y su futuro es un laberinto.
21/04/08
Manuel Freytas
Alimentando la escalada mundial del precio de los alimentos (que ya genera inflación y estallidos sociales de los pobres a escala global), en la semana que pasó, los precios del crudo ya tocaron un récord de US$ 117, por barril, confirmando los peores pronósticos recesivos a nivel mundial y demostrando que sus valores ya no tienen techo ni control.
Los datos decisivos de la caída generalizada y constante de los mercados financieros y su efecto inmediato acechante: la estanflación mundial (combinación de recesión con inflación), continúan siendo -según coinciden la mayoría de los analistas- el derrumbe del dólar, la escalada de los precios del petróleo y su impacto desestabilizador sobre los precios de los alimentos a escala global.
Hasta ahora, en su media lengua interesada, los analistas y la autoridades del sistema capitalista solo contaron una parte de lo que describen como la antesala de una "crisis de la economía mundial" con epicentro en la crisis financiera en EEUU, que podría expandirse como un proceso recesivo a todo los países del planeta globalizado.
Por supuesto, que ningún analista o periodista del sistema explican en qué consiste y cómo será la dinámica y el desarrollo de esa "crisis global" (superior a la Gran Depresión del 30) que pronostica a cada rato la plana mayor del sistema capitalista desde las cadenas mediáticas internacionales.
La "crisis de la pobreza"
¿Cuál es el "peor escenario" que hoy vislumbra el capitalismo depredador como desenlace de las propias lacras que genera?
La ONU, el Banco Mundial, el FMI, la mayoría de los expertos y últimamente el G-7, vienen advirtiendo sobre el peligro de estallidos sociales (que ya están ocurriendo) a escala global que podrían generarse por el impacto de los precios del petróleo sobre el costo de los alimentos en los países más pobres de Asia, África y América Latina.
En forma inédita, la emergencia alimentaria producida por la escalada de los precios del petróleo, con su inmediato emergente de conflictos sociales que ya empiezan a extenderse por los países periféricos, determinó, la semana pasada, una operación "salvataje de los pobres" piloteada por el Banco Mundial, el FMI y el G-7 (las potencias capitalistas centrales).
Los precios de los alimentos a nivel global podría llevar a unos 100 millones de personas a una pobreza más profunda, alertó el sábado el director del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick.
Su advertencia se hizo eco en el jefe del FMI, el "gendarme financiero" del sistema capitalista a escala global, Strauss-Kahn, quien alertó sobre las calamitosas consecuencias del aumento continuo en los precios de los alimentos.
"Miles, cientos de miles de personas padecerán hambre. Los niños sufrirán de malnutrición, con consecuencias por el resto de sus vidas", señaló a la prensa, advirtiendo que la crisis social causada por la inflación en los precios de los alimentos ya esta desencadenando conflictos sociales a nivel mundial.
Hasta aquí, entonces, tenemos verificado la existencia de tres "actores centrales" de la crisis en desarrollo: El petróleo (en su interacción con el dólar en baja), la inflación (producto de la interacción petróleo-alimentos), y los estallidos sociales en los países más pobres (producto del encarecimiento y escasez de alimentos)
¿Como se resuelve en el futuro el desenlace de esta ecuación explosiva?
El modelo en peligro
Los analistas y autoridades del sistema hablan de "recesión global", pero nadie describe (o se imagina) como se va a desarrollar secuencialmente y cuáles serán las resultantes a escala global.
La crisis, como está planteada hasta ahora, ha sido esencialmente "financiera": Tuvo un epicentro en la crisis hipotecaria de EEUU, se expandió a los mercados financieros globales, y ahora ya toca variables estructurales de la "economía real" por medio del proceso desatado por el cóctel suba del petróleo + suba de alimentos = proceso inflacionario, que ya padecen las economías centrales del sistema capitalista: EEUU, Unión Europea y China.
En el actual pronóstico inflacionario de la economía imperial estadounidense coinciden instituciones claves del actual sistema económico-financiero como la Reserva Federal y el Tesoro de EEUU, el Banco Mundial, el FMI, así como el G-7 (los siete países más ricos) y los bancos centrales de Europa y de Asia, que ven en la confluencia crisis finaciera-derrumbe del dólar-escalada de los precios del petróleo, el detonante central de un (cada vez más claro) proceso recesivo del capitalismo a escala mundial.
Pero, obviamente, lo que no cuentan los analistas del sistema y sus autoridades es que el petróleo es el elemento clave y (el motor de todos los motores) para mantener una ecuación equilibrada del "modelo" de explotación capitalista vigente que hoy está nivelado para todo el planeta.
Ese modelo tiene tres ejes centrales e interdependientes:
A) El boom de las exportaciones de materias primas controlado por las trasnacionales en los países periféricos o "emergentes" (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos), que posibilita un crecimiento desmesurado de la rentabilidad capitalista sin distribución social de la riqueza, y la utilización del "asistencialismo" para contener los conflictos sindicales y sociales.
B) El boom industrialista-exportador de China y los mercados asiáticos controlado por las trasnacionales (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos) que permite a EEUU y a las potencias centrales del capitalismo exportar tecnología e insumos caros, e importar bienes y productos elaborados a precio de ganga.
C) La "especulación financiera" a escala global controlada por los grandes consorcios financieros sionistas (con la Reserva Federal de EEUU y los bancos centrales europeos y asiáticos, como herramientas de control y regulación), que le posibilita a EEUU (y a las potencias centrales) generar rentabilidad parásita (sin producción) y trasladar sus déficit al resto del mundo por medio del endeudamiento financiero.
En la articulación de este "modelo" interactivo de acumulación capitalista, Latinoamérica y los países "periféricos" exportadores de materia prima conforman "la granja barata", China y los países "emergentes" asiáticos conforman, a su vez, "la fábrica barata", y juntos alimentan la existencia funcional del "gran casino global" del dinero sin fronteras con sede central en Wall Street.
En estos tres motores se asentó hasta ahora lo que los expertos (antes de la crisis) señalaban como "formidable crecimiento mundial de la economía", y que en la realidad solo se trata de un proceso de concentración de la riqueza en pocas manos, con su contrapartida de pobreza y exclusión social, inédito por sus alcances en la historia del sistema capitalista.
La crisis hipotecaria en EEUU, primero, la irradiación de la crisis a los mercados financieros globales, después, y la escalada de los precios del petróleo, luego, terminaron de configurar un proceso inflacionario-recesivo que amenaza con arrasar los cimientos del modelo de explotación capitalista vigente a escala global.
En este escenario, el petróleo (el recurso más escaso y buscado del planeta) es la estrella protagónica central.
La ecuación de la crisis
Los factores detonantes clave de una crisis mundial -según se desprende de las propias proyecciones oficiales- se motorizan por la especulación bursátil con las acciones energéticas, la sobredemanda de energía, y el escenario siempre latente de conflictos geopolíticos y militares que se se ciernen sobre regiones petroleras estratégicas en Asia, Africa y Medio Oriente.
Como efecto de la interdependencia económica, el factor crisis financiera dólar débil-petróleo alto, hoy afecta en primer término a las "economías centrales" de EEUU y Europa, y se cierne como un fantasma sobre China, la llamada "fábrica del mundo", y mayor demandante global de petróleo y materias primas, que ya empieza a experimentar los primeros síntomas inflacionarios-recesivos en su economía.
EEUU y Europa son los principales compradores de productos chinos, y el gigante asiático, a su vez, es el principal importador de petróleo y materias primas de los "países emergentes", con lo que se puede deducir que si el Imperio estadounidense (en proceso recesivo) reduce sus compras, el impacto se va a proyectar inevitablemente en una crisis de China proyectada a los "países emergentes".
Con un proceso recesivo de su economía y un dólar devaluado, EEUU (el principal comprador de la "gran fábrica" asiática) reduciría drásticamente sus compras a China, y Europa, que ya enfrenta un fenómeno recesivo en su economía comunitaria, e ingresaría en una contracción de sus sistema económico productivo.
Como impacto inmediato, la economía china también ingresaría en un proceso recesivo (detención del crecimiento) que la obligaría a reducir sus importaciones de materias primas y de petróleo.
A su vez la reducción en la importación de materias primas y de petróleo por parte de China (el principal importador mundial) impactaría en las economías de Rusia y de los "países emergentes" (los principales exportadores de petróleo y de materias primas a China) que también podrían ingresar en un proceso recesivo.
Esta situación, a su vez, sumiría al resto de las economías planetarias (interdependientes) en un proceso inflacionario-recesivo (estanflación) que dispararía una escalada de conflictos sindicales y estallidos sociales, como respuesta a la desocupación masiva y escalada de precios que generaría la reducción de la actividad económica a escala global.
El infierno tan temido
Asia, África y Medio Oriente con sus regiones petroleras, contienen áreas de conflictos geopolíticos y militares en ebullición que amenazan con estallar en cualquier momento (como son los casos emblemáticos de Irán, Siria, y el Kurdistán iraquí) impulsando el precio del crudo, incluso por encima de los US$ 200 como vaticina Hugo Chávez.
El gran temor (no confesado) de las autoridades del sistema es que la escalada del petróleo y de los alimentos se junte finalmente con el estallido de algunos de los frentes de conflicto geopolítico que acechan a zonas claves de la producción petrolera mundial.
Si las "turbulencias" en los mercados bursátiles se juntan finalmente con la escalada de los precios del petróleo, la inflación y un desenlace de los conflictos geopolíticos-militares latentes, pueden convertirse en dinamita recesiva para la economía mundial y el sistema capitalista liderado por el Imperio estadounidense.
¿Que pasaría con la inflación mundial y el precio de los alimentos si Israel y EEUU -como señalan constantes rumores- iniciaran operaciones militares a gran escala en Gaza, Líbano, Siria, con posible extensión a Irán?
Como primer impacto estallaría el Medio Oriente, con un conflicto árabe-islámico generalizado que abarcaría a Irán, Irak, y los países petroleros del Golfo (más del 70% de la actual producción mundial de crudo), y seguramente se reducirían (o paralizarían) mayoritariamente los niveles de exportación y comercialización a escala mundial.
El efecto inmediato en los mercados financieros no sería otro que el que anticipa Chávez: El barril de petróleo tal vez alcanzando y/o superando la barrera de los US$ 200.
EEUU, la Unión Europea, China, India, los tigres asiáticos y Japón, las primeras y más poderosas economías del sistema capitalista (a su vez, los grandes devoradores del petróleo mundial) reducirían y/o detendrían notablemente su flujo de importación y exportación.
La crisis financiera devendría en "crisis estructural" y el cóctel recesión + despidos en masa = estallidos sociales y conflictos sindicales a escala global, escaparía de las herramientas que utilizan la Reserva Federal y los bancos centrales para controlar la "volatilidad de los mercados financieros".
Hoy, como se verifica en la práctica, la crisis financiera y la especulación en el mercado de los energéticos, son, en cierta medida, relativamente controlables por medio de la intervención de la Reserva Federal y de los bancos centrales que inyectan liquidez en los mercados y corren al rescate de las empresas y bancos quebrados.
Pero si (y como está pronosticado oficialmente) la crisis financiera (por medio de la recesión) deviene finalmente en crisis estructural del modelo capitalista vigente, aparecerán en el escenario mundial dos actores, de naturaleza "incontrolable": Los conflictos sindicales y el estallido social de las clases más empobrecidas del planeta.
Y como primer emergente (ya se está viendo en países rebelados contra el hambre, como Haití) estallaría el orden de "gobernabilidad vigente" sostenido a escala mundial con la "democracia" y el "estado constitucional", dando paso nuevamente a un actor que hoy permanece en un segundo plano expectante: La represión militar y policial de los conflictos sociales y sindicales para restaurar el "orden".
Resumiendo la ecuación:
A) La combinación petróleo-alimentos produce suba de precios e inflación a escala mundial.
B) La inflación produce recesión, carencia de alimentos y despidos laborales a escala mundial.
C) Los despidos laborales y carencias de alimentos producen conflictos sindicales y estallidos sociales a escala mundial.
En resumen, se rompen el modelo económico y el esquema de "gobernabilidad constitucional" globalizado obligando a la represión militar y policial para "restaurar el orden".
Procesando la información mundial, se puede verificar que ya estamos en la antesala de ese proceso.
En definitiva, el descontrol social y sindical a escala global es el infierno tan temido por los expertos e instituciones del sistema cuando hablan de "crisis recesiva mundial" en puerta.
Y hay un agregado más temible aún: El tiempo que medie entre la represión de los conflictos sociales y la "reconstrucción" de un nuevo modelo capitalista, puede alimentar la aparición de nuevos líderes y movimientos de resistencia popular que reciclen un nuevo proceso revolucionario a escala mundial.
Hay algo que (probadamente) no puede derrotar el capitalismo: Sus contradicciones y el parto continuo de la historia.
Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Fuente:
http://www.iarnoticias.com/2008/secciones/contrainformacion/0057_desenlace_crisis_21abr08.html
Vía:
http://senalesdelostiempos.blogspot.com/2008/04/lo-que-el-sistema-no-explica-sobre-la.html
Tuesday, April 22, 2008
Lo que el sistema no explica sobre la crisis: ¿Cuál es el desenlace?
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Tuesday, April 15, 2008
Estados Unidos desata "crack" financiero global
Rebelión/René Báez
ALAI
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Apoteosis y hundimiento de la Nueva Economía
Las emblemáticas quiebras de las gigantes Enron y WorldCom y los aparatosos desplomes de la Bolsa de Nueva Cork el año 2000, resucitaron el fantasma de la Gran Depresión de los años 30. De su lado, los descalabros monetario-financieros en el MERCOSUR a comienzos de esta década -mal atemperados por los blindajes del FMI- vinieron a corroborar la presunción de que el capitalismo global había devenido un caso clínico. Los presagios sombríos se multiplicaron incluso entre los apologistas del establishment. ¿Qué estuvo detrás de esos nuevos espasmos del capitalismo que le afectaban tanto en sus núcleos centrales como en la periferia?
Abordemos la cuestión desde la óptica de la Economía Política.
Caracteriza al régimen de producción capitalista su desigual desenvolvimiento en el espacio (países que crecen y países que se estancan e incluso retroceden) y en el tiempo (ciclos con sus fases de auge, crisis, recesión y reanimación). Las crisis constituyen el momento crucial para ese sistema económico-social, puesto que ponen a prueba su capacidad de reproducción. E incluso, desde una perspectiva temporal más amplia, interpelan sobre la validez del multisecular paradigma de la Modernidad y el Progreso. ¿Por qué sobreviene una crisis? Las crisis capitalistas -independientemente de sus circunstancias particulares y aleatorias- obedecen siempre a su contradicción esencial, es decir, al desajuste entre el valor de las mercancías producidas y el volumen de la demanda de las mismas. Expuesto en otros términos, traslucen el desequilibrio entre el carácter social de la producción y la forma privada de apropiación de los frutos de la actividad económica. Este punto de vista, antes que expresar una anacrónica visión teórica, refleja la realidad más cruda de este tornasiglo. ¿A qué aludimos?
Catapultado por sus grandes triunfos políticos (caída del “socialismo real”, cooptación del movimiento obrero de las metrópolis y debilitamiento transitorio del nacionalismo tercermundista) y por los espectaculares avances tecnológicos especialmente en los campos de la informática y las comunicaciones -constitutivos de la denominada Nueva Economía-, el capitalismo central vivió una nueva apoteosis en la década de los noventa a horcajadas de un impetuoso proceso de concentración y centralización de capital exacerbado por el crecimiento exponencial del capital financiero especulativo. Dialécticamente, esa euforia del sistema habría incubado la crisis de comienzos de este decenio. Expliquémonos.
A consecuencia del referido proceso de concentración, la economía mundial se encuentra actualmente bajo el dominio de unas 200 corporaciones globales - encabezadas por firmas como la ExxonMobil, General Motors, Ford Motor, DaimlerCrysler- que controlan el 25 por ciento del PIB mundial y conforman el “complejo totalitario” al que se refiere F. Clairmot. Este núcleo duro del capitalismo global se había robustecido en los 90 blandiendo un liberalismo económico de una sola vía; es decir, avasallando países y continentes, desregularizando a las economías “anfitrionas”, privatizando empresas estatales y paraestatales, desmantelando sistemas de protección laboral, arruinando a competidores locales, impulsando bloques de integración asimétrica (tipo TLCAN y ALCA). Y por supuesto -conforme se apuntó- mediante operaciones especulativas adelantadas a escala planetaria.
¿Por qué la bonanza de la economía estadounidense -la locomotora del capitalismo global- comenzó a hacer aguas desde el 2000 diseminando las turbulencias financieras, la caída libre del dólar, la recesión, la relocalización de las inversiones, el desempleo y el escepticismo tanto en el centro como en la periferia? ¿Qué factores concurrieron para agotar la fase expansiva de los Estados Unidos sustentada en la famosa Nueva Economía?
Aparte del debilitamiento de la demanda solvente, la inflexión del crecimiento a comienzos de la década tiene que explicarse por la progresiva pérdida de la competitividad norteamericana frente a Europa, Japón y China, tendencia que, en los últimos años, se ha traducido en déficit comerciales del rango de los 400-600 mil millones de dólares y en una espiral del endeudamiento de Washington provocando devastadores efectos en la ocupación y los ingresos en la metrópoli. Asimismo, un factor contractivo de la economía de la potencia mundial se tiene que localizar en la orientación capital intensiva de las tecnologías de punta, orientación que ha retroalimentado la caída de la demanda y generado un desempleo de características estructurales y no solo coyuntural. La extrapolación de estas condiciones a la economía internacional estaría en la base de la brecha de dimensiones siderales entre la opulencia y la miseria a escala mundial. Según las Naciones Unidas, tres hombres-corporación detentan una riqueza que supera al PIB total de los 48 países más pobres (600 millones de habitantes). ¿Cómo podría reproducirse normalmente un capitalismo que miniaturiza de tal modo el mercado?
El colapso de la financierización
El aspecto más perceptible de la crisis financiera comentada fueron los “cracks” bursátiles, popularizados bajo la denominación de “explosiones” de la burbuja financiera. Además del referido proceso de contracción de la demanda efectiva ¿qué factores determinaron las debacles financieras? ¿Por qué se desinfló el capital financiero?
Para comenzar, la financierización alude a un proceso de crecimiento exponencial del capital ficticio. Maurice Allais, premio Nobel de Economía, ha calculado que los movimientos internacionales de capital especulativo superan en 40 veces a las liquidaciones originadas en la compraventa de bienes y servicios. De su lado, José Manuel Naredo, coautor del libro Pensamiento crítico vs. pensamiento único (Debate, l998), anota que el volumen de las reservas monetarias en el poder de los gobiernos apenas corresponde al que se intercambia diariamente en el mercado de divisas, aproximadamente unos l.800 millones de millones de dólares. ¿Cómo pudo edificarse esa colosal “economía de papel”?
La creación de capital ficticio es una tendencia innata del régimen capitalista. Un innombrable economista alemán del siglo XIX la explicó asociada a la alienación que provoca ese régimen productivo y que se traduce en que los hombres dejan de reconocerse en los objetos que producen, dando pábulo a que el intercambio asuma formas fantasmagóricas. En la actualidad, ese “fetichismo de la mercancía” ha llegado a niveles surrealistas bajo comando de las corporaciones globales y los bancos de inversión, y cabalgando en el descomunal crecimiento de los mercados cambiarios, íntimamente relacionados con el mercado de los intereses. Como era de esperarse, la expansión de estos mercados, fuente de ingresos extraordinarios para el Gran Capital, ha dado origen a una variedad de “productos” financieros, también conocidos como “derivados” -futuros, swaps, opciones- y a la consiguiente expansión de la famosa burbuja de capital ficticio. ¿Por qué se rompió la pompa financiera en la coyuntura del 2000-2001?
Al menos por las dos razones siguientes:
° En primer lugar porque la financierización ocultaba la abismal disociación entre capital financiero y capital productivo, lo cual determinó que, en cualquier momento, los títulos fiduciarios puedan perder su valor de cambio y convertirse en papeles para el basurero. Es precisamente lo que constataron amargamente a comienzos de la década millones de inversionistas estadounidenses (y de otros países). ¿Cómo explicar ese espectacular desplome de los valores bursátiles? Respuesta: debido al sinceramiento que tarde o temprano se produce entre economía financiera y economía real. “La pretensión de burlar las causas estructurales de la crisis -se lee en un documento- con el despegue de las bolsas de valores promovido en la década de los 90 en EEUU llegó a su límite. En realidad, durante esa década el valor de las acciones creció en un l.000 %, pero la economía real lo hizo solo en un 50%”. (Declaración del Comité Ecuatoriano contra el ALCA, 2002).
° Una segunda causa se relaciona con el hecho de que la hipertrofia del sector financiero coloca las decisiones más importantes de la vida económica de continentes y naciones en manos de un grupo numéricamente insignificante de personas, cuyos criterios se definen al margen de los intereses de los grandes contingentes humanos y de los vitales equilibrios ecológicos, es decir, de los componentes de la economía real.
La “falla” ética del sistema
El “crack” financiero en los Estados Unidos incubado por la Nueva Economía puede explicarse por el agotamiento de la estrategia de la Administración Clinton encaminada a disfrazar las presiones recesivas estructurales del ciclo a través del expediente de “cebar” la burbuja bursátil. Esta respuesta, sin embargo, no es suficiente para comprender la complejidad de la crisis del capitalismo abstracto y cibernético y vislumbrar sus implicaciones. ¿Cuál es la causa íntima de los desastres financieros?
R. Garaudy anticipó una explicación del fenómeno en su ensayo aparecido en el libro colectivo El Nuevo Orden Mundial (l996), donde plantea la tesis según la cual nuestro tiempo describe una pugna entre el monoteísmo sórdido del mercado y los hombres que creen que la vida tiene un sentido. Más recientemente, el citado F. Clairmont ha ensayado una teoría similar. “La religión del mercado -dice- sigue siendo la libre circulación de capitales, pero se empieza a materializar un nuevo mensaje cada vez más concreto y peligroso: hay que hacerlo todo buscando ‘el mayor valor para el accionista’, por el crecimiento del valor de las acciones”. Traducido a lenguaje corriente, esto no significa otra cosa que, en la lógica de este tornasiglo del capitalismo y la modernidad, no son los balances de pérdidas y ganancias los que determinan el valor de los títulos. Actualmente, las cotizaciones bursátiles han llegado a establecerse a partir de estimaciones (especulaciones) sobre la situación futura de empresas reales o imaginarias. ¿Cuál es el talón de Aquiles moral de este Mundo Feliz?
Samir Amin ha visualizado a la pompa fiduciaria como a una patología equiparable al cáncer, enfermedad que -conforme se conoce- multiplica descontroladamente las células en un proceso que conduce a la muerte del paciente. ¿Cuál es el cáncer del capitalismo contemporáneo? Max Weber discurrió sobre la superioridad del capitalismo a partir de sus supuestos atributos éticos como la frugalidad, el ascetismo, el sosiego. Semejante capitalismo, si existió alguna vez, resulta evidente que no existe más. Actualmente, “la fría astucia rige las relaciones comerciales, e incluso se ha convertido en un comportamiento normal. El ceder de alguna manera ante un opositor o un competidor se considera un error imperdonable para la parte que tiene una ventaja en cuanto a posición, poder o riqueza”. (A. Solzhenitsyn, Fin de Siglo, l996). Las elites económicas y políticas mundiales -incluso sus congéneres del Sur- han abrazado frecuentemente sin saberlo el fundamentalismo de la modernidad cifrado en la sentencia de Bentham para quien “todo valor es un valor mercantil”.
El horizonte de ese apotegma utilitarista es temible y no únicamente por los efectos derivados de las tormentas financieras. Si las acciones humanas van a tener como brújula exclusiva el éxito económico, habrá que entender que todo está permitido. Seguramente este habrá sido el argumento exhibido por los sacerdotes de la “contabilidad creativa”, cuyos logros terminaron por poner al descubierto los pies de barro de la Nueva Economía.
En los días que corren, y luego de una débil y errática recuperación de la economía estadounidense sustentada en el keynesianismo de guerra -ocupación de Afganistán e Irak, Plan Colombia, etc.- y el fabricado “boom” inmobiliario tozudamente instrumentados por el gobierno de George W. Bush, la caída del Bear Stearns y las dificultades del CitiGroup -el banco más grande del mundo- preludian graves tempestades no solo para la potencia unipolar sino para el planeta entero.
“La peste ya está aquí, ¿qué hacer cuando llega la peste?”, acotaría el poeta Homero.
René Báez, economista ecuatoriano, es catedrático universitario, Premio Nacional de Economía y miembro de la International Writers Association.
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Friday, April 04, 2008
Italia y España en dificultades
Detrás del Telón/Por Daniel Muchnik
El escepticismo de los italianos se expresará en la inminente elección del conductor del país. Se dice que puede pasar cualquier cosa. El centro-izquierda Walter Veltroni recorre pueblo por pueblo en tren de convencimiento. Pero el populista Silvio Berlusconi, portador de una mochila que carga demagogia, intereses oscuros y negociados, le lleva ventaja en los sondeos.
En declaraciones periodísticas, el escritor napolitano Maurizio Braucci dijo: "Estamos mal, peor que nunca, la decadencia moral es absoluta, vivimos en una falsificación permanente y no hacemos otra cosa que lamentarnos porque el mundo no se adapta a nosotros". En la votación puede haber alta abstención porque hay hartazgo de los ciclos políticos cortos y sin rumbo y se ha perdido la esperanza. Crece la inflación, los salarios están amesetados y las quejas van contra el envalentonamiento de las mafias, la burocracia y la falta de propuestas. Otro escritor, Massimo Carlotto sugiere: "Italia es una novela negra".
En España, después de las elecciones que posibilitaron que Rodriguez Zapatero continuara en su puesto, asoman pronósticos de crisis. No es similar a la italiana, que es una mezcla mal formada de política y economía. Algunos entendidos en Madrid y Barcelona sugieren que la crisis será más dura, golpeará con más fuerza que la de 1973, tras el embargo petrolero de la OPEP. Impera una crisis de confianza. El problema se origina en la "burbuja inmobiliaria". Pinchada por las crecientes deudas, las empresas inmobiliarias, paralizadas intentan renegociar con los bancos 16.000 millones de euros para cubrir los balances rojos. Ya hay siete importantes compañías del sector que cayeron en el concurso de acreedores. Y nadie duda que la cartera de morosidad engordará.
El temblor de los Estados Unidos está encontrando en España una realidad similar. Otro ítem que preocupa a Zapatero es el déficit exterior multimillonario de su país. Llega a 100.000 millones de euros. España está viviendo, entonces, por encima de lo que puede, efectivamente, sin mentirse. Eso tira hacia abajo los niveles de crecimiento. Paralelamente, los inversionistas extranjeros desoyen estos indicadores y han acrecentado el ingreso de capitales. Las inversión extranjera aporta a la península ibérica el 33 por ciento de su Producto Bruto Interno y el 7 por ciento del empleo. Pese a todo hay quienes aprovechan el atraso considerable del dólar frente al euro para ir de compras de todo tipo en los Estados Unidos, como se escribió en este blog en un comentario anterior. Quedan bolsones de clase media, no envueltas en hipotecas, que disponen de cierto efectivo para darse los gustos en vida. La pregunta es si la crisis respetará fronteras.
http://weblogs.clarin.com/detrasdeltelon/archives/2008/04/italia_y_espana_en_dificultades.html
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